Ofrezco a continuación el Prólogo y el Epílogo del libro Didáctica de la filosofía de Augusto Salazar Bondy (Lima: Editorial Universo, 1967). Adjunto además enlaces a los demás capítulos de la obra en formato PDF, los cuales han sido obtenidos de aquí.
[Nota: la difusión de este material es únicamente con fines educativos y no comerciales].
DIDÁCTICA DE LA FILOSOFÍA
A mis alumnos de filosofía
de la Facultad de Educación
de San Marcos
Prólogo
La exigua bibliografía existente en castellano sobre metodología de la enseñanza de la filosofía, especialmente en la educación secundaria, y la necesidad de contar con un manual para uso de los alumnos de las facultades y escuelas dedicadas a preparar profesores de filosofía, me han decidido a publicar el libro que hoy aparece. En él reúno lo fundamental del contenido de los cursos sobre la materia que vengo dictando en la Facultad de Educación de la Universidad de San Marcos, desde 1954.
A lo largo de los veintiún capítulos del libro he tratado de exponer y esclarecer, cuando menos en una primera aproximación, el sentido general de la educación filosófica, los rasgos propios y distintivos del alumnos que recibe esa educación y los del profesor que la imparte, los métodos y procedimientos específicos más recomendables, así como los medios auxiliares y los materiales de enseñanza de mayor utilidad, terminando con breves consideraciones sobre la evaluación del aprendizaje filosófico. A este contenido principal, he agregado, con el propósito de ampliar la información de que pueda disponer el profesorado de filosofía en nuestra lengua y alimentar así su celo de mejoramiento, dos anexos, el primero con algunos ejemplos típicos de programas de educación secundaria y el segundo con un repertorio bibliográfico general sobre didáctica filosófica en español y en otros idiomas.
Producto de cursos diferentes, con programas y alumnado variable, el libro puede resentirse de cierta falta de homogeneidad y de equilibrio entre sus partes. Puesto que, de hecho, no todos los temas han sido desarrollados con la misma extensión y profundidad, no puedo menos de ser consciente y de reconocerme culpable de estas limitaciones. Pero no debo dejar de mencionar, aunque sea por dejar a salvo la verdad y la exactitud, que no todos los tópicos considerados permiten un tratamiento semejante por falta de igual o suficiente documentación sobre experiencias y casos didácticos. No es indiferente a esta situación el hecho de que apenas está en su primera infancia la experimentación científica de los métodos didáctico-filosóficos y del uso de material de enseñanza, lo que obliga a mantener el enfoque reducido muchas veces a las propias experiencias o a las de un reducido círculo docente.
Pese a las limitaciones y a las circunstancias mencionadas, me ha parecido posible y más fructífero que nocivo el intentar una primera formulación de los más importantes y frecuentes asuntos filosófico-didáctico en el nivel de la educación secundaria, con la esperanza de que su publicación proporcione a los profesores, a la vez, una información básica de utilidad práctica, un motivo para experimentar y reflexionar y una ocasión para ejercitar su valioso espíritu de colaboración y de crítica.
Quiero expresar mi sincero agradecimiento a las personas que, de modos diferentes pero con igual eficiencia y gentileza, me han ayudado en la preparación de este libro, haciendo posible que en su forma actual tenga menos defectos que los que tendría si sólo yo hubiera puesto mi empeño en él. A los doctores Alma y Armando Zubizarreta, que leyeron pacientemente los originales y me hicieron muy atinadas observaciones sobre forma y contenido. A las profesoras Hilda Araujo y Naldy Vásquez, y a los alumnos Cirila Morales y Fermín Huamaní, quienes contribuyeron a la elaboración y revisión de la bibliografía del Anexo 2; a la profesora Yolanda Cano de Canales que colaboró también en la bibliografía y ha hecho la revisión final de las pruebas de imprenta; a los colegas Oscar Franco, Reynaldo Alarcón y a mis exalumnos Manuel Miljanovic y Rolando Andrade que gentilmente me han proporcionado diversos materiales documentales de gran utilidad; a las señoritas Emma Carrión y María Mori, que mecanografiaron los originales; y a mis hijos Anne y Laín, que hicieron menos fatigante mucho del menudo y delicado trabajo de control y ordenación de textos, fichas y originales.
A. S. B.
Lima, noviembre de 1967
Otros Capítulos
I. Educación y Filosofía [PDF]
II. La Filosofía en la Educación Secundaria [PDF]
III. Fines de la Enseñanza de la Filosofía [PDF]
IV. El Profesor de Filosofía [PDF]
V. El alumno de Filosofía [PDF]
VI. La Evolución de la Enseñanza Filosófica [PDF]
VII. Formas de la Enseñanza Filosófica [PDF]
VIII. El Método de la Enseñanza Filosófica [PDF]
IX. La Exposición Filosófico-Didáctica [PDF]
X. La Interrogación Didáctica en Filosofía [PDF]
XI. El Método Socrático o Dialogado [PDF]
XII. El Método de Lectura y Comentario de textos [PDF]
XIII. El Método de Análisis Lingüístico [PDF]
XIV. El Método Fenomenológico Crítico [PDF]
XV. El Estudio Dirigido en Filosofía [PDF]
XVI. Actividades Extracurriculares, Medios Auxiliares, Materiales Didácticos [PDF]
XVII. La Didáctica y las Disciplinas Filosóficas [PDF]
XVIII. La Coordinación Interdisciplinaria [PDF]
XIX. Algunas Consideraciones sobre la evaluación del aprendizaje en Filosofía [PDF]
Epílogo
Educar es un arte y por lo tanto sujeto en mucho a la inspiración y al genio personales. La mayoría de las observaciones y de las recomendaciones hechas en este libro resultarán recetas vacías e impertinentes, normas incapaces de promover una genuina enseñanza filosófica si no se tiene en cuenta todo el tiempo ese factor subjetivo, inefable y singular, que es el nervio de toda dirección del aprendizaje filosófico. Porque educar es en última instancia quehacer artístico apela a las dotes del maestro como artista –es decir, de alguien que sabe lograr el mayor impacto sobre el alma del educando manejando a veces datos inseguros y medios limitados. En última instancia, por esa razón, la educación filosófica se apoya en la vocación y en el genio pedagógico del profesor.
La didáctica filosófica como sistema de procedimientos más o menos codificados y generales debe insertarse en esta atmósfera personal, nutrirse de su substancia y, al mismo tiempo que procura fortalecerla y ampliarla con los aportes de la ciencia y la técnica racionales, debe volver todo el tiempo a su fuente original, a la esencia irrepetible de cada acto filosófico.
Quien haya recorrido las páginas de este libro extraiga aquí la lección decisiva que ellas quisieran brindarle: a la filosofía se accede, más allá de las reglas prácticas y de los procedimientos útiles, por el ejercicio intenso y profundo de la reflexión. Despidiendo a un discípulo que partía a la guerra, el gran filósofo Wittgenstein le dio este consejo que resume la esencia de toda educación filosófica: No cese de pensar.
Apéndices
Anexo I: Algunos Programas de filosofía para la educación secundaria [PDF (parte 1) y PDF (parte 2)]
Anexo II: Repertorio bibliográfico general sobre la enseñanza de la filosofía en la educación secundaria [PDF]